Y el rey de Israel dijo a Josafat: Aún hay un hombre por quien podemos consultar al SEÑOR; pero yo lo aborrezco; porque nunca me profetizó bien, sino siempre mal: el mismo [es] Micaías, hijo de Imla. Y Josafat dijo: No diga así el rey.

(f) Sin embargo, los verdaderos ministros de Dios no deben dejar de cumplir con su deber, aunque los magistrados inicuos no puedan soportar que digan la verdad.

(g) Es decir, que no debe negarse a escuchar nada que provenga de Dios.

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