Y conspiraron contra él y lo apedrearon por mandato del rey en el patio de la casa de Jehová.

(m) No hay ira tan cruel y bestial como la de aquellos cuyos corazones Dios ha endurecido, y que se deleitan más en la superstición y la idolatría que en el verdadero servicio de Dios y la pura sencillez de su palabra.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad