Luego vino y se lo contó al hombre de Dios. Y él dijo: Ve, vende el aceite y paga tu deuda, y vive tú y tus hijos del resto.

(g) Dios aquí no solo proveyó para su siervo, que sus deudas fueran pagadas y así mantuvo su doctrina y profesión sin calumnias, sino también para su esposa e hijos.

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