Porque oímos que hay algunos que caminan entre (7) desordenadamente, sin trabajar en absoluto, (8) pero son entrometidos.

(7) Cuán grande es la falta de la ociosidad, declara que Dios no creó a ningún hombre en vano o en vano, ni hay nadie a quien no le haya asignado, por así decirlo, una cierta posición y lugar. De lo cual se sigue que el orden que Dios ha establecido está perturbado por los ociosos, incluso quebrantados, lo cual es un gran pecado y maldad. (8) Él reprende un vicio, que se une al primero, sobre el que sigue una suerte de infinidad de males: es decir, que no hay nadie más ocupado en los asuntos de otros hombres que los que descuidan los propios.

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