(9) Estudia para mostrarte aprobado a Dios, obrero que no necesita avergonzarse, (e) dividiendo correctamente la palabra de verdad.

(9) La quinta amonestación: un ministro no debe ser un disputador ocioso, sino un mayordomo fiel en dividir correctamente la palabra de verdad, de tal manera que debe tapar la boca de otros balbuceadores vanos.

(e) No añadiéndole nada, ni borrando nada, ni destrozándolo, ni desgarrándolo, ni distorsionándolo: sino marcando diligentemente lo que sus oyentes son capaces de soportar y lo que conviene a edificar.

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