(3) Y si un hombre también lucha por dominar, [pero] no es coronado si no lucha legítimamente.

(3) La tercera advertencia: el ministerio es similar a un juego en el que los hombres luchan por la victoria, y nadie es coronado, a menos que luche de acuerdo con las leyes que están prescritas, por muy duras y dolorosas que sean.

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