Pero al final entró Daniel delante de mí, cuyo nombre [era] (d) Beltsasar, según el nombre de mi dios, y en quien [está] el espíritu de los dioses santos; y delante de él conté el sueño, [ diciendo],

(d) Sin duda, esto fue un gran dolor para Daniel, no solo por haber cambiado de nombre, sino por ser llamado por el nombre de un ídolo vil, lo que hizo Nabucodonosor para hacerle olvidar la verdadera religión de Dios.

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