El rey gritó en voz alta que trajeran (g) a los astrólogos, los caldeos y los adivinos. [Y] el rey habló, y dijo a los sabios de Babilonia: Cualquiera que lea esta escritura y me muestre su interpretación, se vestirá de escarlata, y tendrá un collar de oro en el cuello, y será el tercer gobernante del reino.

(g) Así, los impíos en sus angustias buscan muchos medios que los alejen de Dios, porque no buscan a Aquel que es el único consuelo en todas las aflicciones.

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