Por tanto, percibo que [no hay] nada mejor que el que el hombre (l) se regocije en sus propias obras; porque ésa es su porción; porque, ¿quién le llevará para ver lo que sucederá después de él?

(l) Por la repetición frecuente de esta oración como en ( Eclesiastés 2:24 ; Eclesiastés 3:12 ; Eclesiastés 3:22 ; Eclesiastés 5:17 ; Eclesiastés 8:15 ) declara que el hombre por la razón no puede comprender nada mejor en este vida que usar los dones de Dios con sobriedad y comodidad: porque conocer más, es un don especial de Dios revelado por su Espíritu.

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