Y ellos les dijeron: El SEÑOR os mire y juzgue; porque habéis hecho que nuestro olor fuera aborrecido a los ojos de Faraón y de sus siervos, para (g) poner una espada en su mano para matarnos.

(g) Es una cosa penosa para los siervos de Dios ser acusados ​​de maldad, especialmente por sus hermanos, cuando cumplen con lo que su deber exige.

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