Mansedumbre, templanza: (17) contra tales cosas no hay ley.

(17) No sea que alguien objete que Pablo juega al engañador, ya que quien impulsando al Espíritu no pide nada más que lo que manda la Ley, muestra que no requiere esa obediencia literal y externa, sino espiritual, que no procede de la ley. Ley sino del Espíritu de Cristo, quien nos da nuevo nacimiento, y debe y debe ser el gobernante y guía de nuestra vida.

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