(2) Por tanto, cuando (b) viene al mundo, dice: Sacrificio y ofrenda no quisiste, pero me preparaste un (c) cuerpo:

(2) Una conclusión que sigue a las cosas que fueron antes, y que abarca también los otros sacrificios. Viendo que los sacrificios de la ley no podían hacerlo, por eso Cristo, hablando de sí mismo como de nuestro Sumo Sacerdote manifestado en carne, testifica claramente que Dios no descansa en los sacrificios, sino en la obediencia de su Hijo nuestro Sumo Sacerdote, en cuya obediencia se ofreció a sí mismo una vez a su Padre por nosotros.

(b) Se dice que el Hijo de Dios vino al mundo cuando se hizo hombre.

(c) Es palabra por palabra en el texto hebreo: "Me has traspasado los oídos", es decir, "me has hecho obediente y dispuesto a escuchar".

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