Y todos los que estaban sentados en el consejo, mirándolo fijamente, (i) vieron su rostro como si hubiera sido el rostro de un ángel.

(i) Por esto parece que Steven tenía un semblante excelente y sano, una mente tranquila y serena, una buena conciencia y la certeza de que su causa era justa: porque viendo que iba a hablar ante la gente, Dios embelleció su semblante, de modo que con solo contemplarlo las mentes de los judíos pudieran ser penetradas y asombradas.

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