Ni el hijo del extranjero, que se ha unido al SEÑOR, hable, diciendo: El SEÑOR me ha apartado del todo de su pueblo; ni diga el eunuco: He aquí, soy un árbol seco.

(d) Nadie se crea incapaz de recibir las gracias del Señor; porque el Señor quitará todos los impedimentos y no abandonará a nadie que guarde su verdadera religión y crea en él.

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