Pero ahora, oh SEÑOR, tú eres nuestro padre; nosotros [somos] el (i) barro, y tú nuestro alfarero; y todos somos obra de tu mano.

(i) Aunque, oh Señor, con tu justo juicio puedas destruirnos por completo como el alfarero con su vasija, sin embargo apelamos a tu misericordia, por la cual te ha complacido adoptarnos para ser tus hijos.

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