Entonces el profeta Hananías quitó el yugo del cuello del profeta Jeremías y lo rompió.

(g) Esto declara la insolencia de los malvados asalariados que no tienen celo por la verdad, pero que son conducidos con la ambición de obtener el favor de los hombres y, por lo tanto, no pueden tolerar a nadie que pueda desacreditarlos, pero estalla en ira y en contra de su propia conciencia, no pases por alto las mentiras que informan o la maldad que hacen para mantener su estimación.

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