Y he aquí, mientras Barac perseguía a Sísara, Jael salió a recibirlo y le dijo: Ven, y te mostraré el hombre que buscas. Y cuando él entró en su [tienda], he aquí, Sísara yacía (l) muerto, y el clavo [estaba] en sus sienes.

(l) Entonces vio que una mujer tenía el honor, como había profetizado Débora.

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