(6) Diciendo: Déjanos [nosotros]; ¿Qué tenemos contigo, Jesús de Nazaret? ¿Has venido a destruirnos? Te conozco quien eres; el Santo de Dios.

(6) Cristo asombra no sólo a los hombres, por estúpidos que sean, sino también a los demonios, quieran o no serlo.

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