(1) Después de seis días, Jesús tomó consigo a Pedro, a Jacobo y a Juan, y los condujo a un monte alto, separados por sí mismos; y se transfiguró delante de ellos.

(1) La gloria celestial de Cristo, que dentro de poco tiempo sería abatida sobre la cruz, es confirmada por señales visibles, por la presencia y el habla de Elías y Moisés, y por la voz del Padre mismo; todo esto ocurrió ante tres de sus discípulos, que son testigos contra los cuales no hay objeción.

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