(15) Cuando llegó la tarde, vino un hombre rico de Arimatea, llamado José, que también era discípulo de Jesús:

(15) Cristo es enterrado, no en privado ni a escondidas, sino con el consentimiento del gobernador, por un hombre famoso, en un lugar no muy lejano, en una tumba nueva, para que no se dude de su muerte.

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