Pero Dios (h) recomienda su amor para con nosotros, en que, cuando todavía éramos (i) pecadores, Cristo murió por nosotros.

(h) El elogia su amor hacia nosotros, para que en medio de nuestras aflicciones sepamos con certeza que él estará presente con nosotros.

(i) Mientras el pecado reinaba en nosotros.

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