(i) Tú gobiernas el furor del mar; cuando sus olas se levantan, las acallas.

(i) Porque así como liberó a la Iglesia junto al mar Rojo, y al destruir a Rahab, es decir, a los egipcios, así la librará, cuando los peligros sean grandes.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad