(6) Con ella bendecimos al Dios y Padre; y con ella maldecimos a los hombres, hechos a la semejanza de Dios.

(6) Entre otras faltas de la lengua, el apóstol principalmente reprende el calumniar y hablar mal de nuestro prójimo, incluso en aquellos especialmente que de otra manera parecerán piadosos y religiosos. (7) Él niega por dos razones, que Dios puede ser alabado por el hombre que habla con maldición o calumnia: primero porque el hombre es la imagen de Dios y quien no lo reverencia, no honra a Dios.

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