¿De (1) de dónde [vienen] guerras y peleas entre ustedes? ¿No vienen de aquí, [aun] de tus concupiscencias que pelean en tus miembros?

(1) Él presenta el mismo argumento, condenando ciertas otras causas de guerras y contiendas, es decir, placeres desenfrenados y concupiscencias incontroladas, por sus efectos, por cuanto el Señor hace dignamente que no surtan efecto, de modo que traen consigo nada para aquellos en quienes residen, sino tormentos incurables.

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