Comentario de la Biblia de Leslie M. Grant
2 Crónicas 10:1-19
JEROBOAM LIDERA UNA REVUELTA
(vv.1-18)
Roboam fue investido rey en Siquem. Jereboam, que había ido a Egipto por temor al rey Salomón, al enterarse de la muerte de Salomón, regresó a Israel. Las tribus de Israel tenían cierto respeto por este líder capaz y le pidieron que intercediera por ellos ante Roboam. Así Jereboam y otros con él fueron a Roboam, diciéndole que Salomón les había puesto cargas pesadas y pidiéndole que aliviara esta severa servidumbre para que ellos lo sirvieran de buena gana (vv.3-4).
Roboam pidió tres días para considerar esto (v.5), luego consultó con los ancianos que habían servido en la corte de Salomón. Le aconsejaron con razón que fuera amable con la gente, tratándola así con respeto y consideración, y le aseguraron que la gente respondería para servirle con gusto. Roboam bien podía permitirse mostrar tanta bondad, porque había heredado una gran riqueza de su padre.
Sin embargo, rechazó el sabio consejo de los hombres de experiencia (v. 8) y, en cambio, aceptó el insensato consejo de los jóvenes que habían crecido con él. Le dijeron que diera a los hombres de Israel una respuesta aplastante: "¡Mi dedo meñique será más grueso que la cintura de mi padre! Y ahora, mientras mi padre te puso un yugo pesado, yo añadiré a tu yugo: mi padre te castigó con látigos, pero te castigaré con azotes "(vv. 10-11).
Al escuchar una respuesta tan dura del rey, no es de extrañar que el pueblo se rebelara inmediatamente, diciendo: "¿Qué parte tenemos de David? No tenemos herencia en el hijo de Isaí" (v.16). Así declararon su separación inmediata de Judá, una separación que nunca ha sido reparada y nunca lo será hasta que el Señor Jesús regrese a Israel al final de su Gran Tribulación.
En una ignorancia inútil, Roboam envió a su recaudador de impuestos principal para exigir ingresos de estos israelitas, pero lo apedrearon hasta la muerte. Entonces Roboam se dio cuenta de que los rebeldes no estaban simplemente fanfarroneando, y rápidamente condujo su carro a Jerusalén (v.18). para que no sufriera la misma suerte que su siervo.