REFLEXIONES

Quien ve a Cristo ofreciendo su preciosa alma en ofrenda por el pecado, y por fe considera la vasta e infinita importancia de esa ofrenda, en lo que concierne a su propia alma, se sentaría para siempre en el templo del ídolo. Y sin embargo, hermano mío, ¿en qué difiere el pecado, cuando la indiferencia y la frialdad hacia la Persona de Cristo y el interés por la Iglesia distinguen la conducta de cualquiera de sus seguidores profesos? Seguramente el escándalo de la cruz no cesa.

Y un hombre debe ser verdaderamente singular, en la actualidad de la Iglesia, si, como Pablo, se gloría en esa cruz, y las ofensas no vienen. Benditamente el Apóstol lo ha marcado en este capítulo. Pero si alguno ama a Dios, lo mismo se sabe de él. Es bendito ser conocido, bendecido ser notado, bendecido ser reprochado por causa de su Nombre. Oíd la palabra del Señor, los que tembláis ante su palabra. Vuestros hermanos que os odiaban, que os echaron fuera por causa de mi Nombre, dijeron: Sea Jehová glorificado; pero él aparecerá para vuestro gozo, y ellos serán avergonzados.

¡Lector! busquemos la gracia para ser fieles a Dios ya las almas. Y mientras el Perdido) está manifestando su fidelidad en el pacto de amor, en la persona, las regalías, las perfecciones y la salvación consumada de su amado Hijo; Mirad que no ofendamos a ninguno de sus pequeños que confían en él, ni por un momento herimos a aquellos por quienes Cristo murió.

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