REFLEXIONES

¿Quién puede leer la historia de Saulo y contemplar el terrible final de tales hombres, pero con temblor? ¡Qué oscura la noche de tan prometedora mañana! Pero, ¿cuál debe ser la terminación de tal conducta, que en desafío directo a un mejor conocimiento, contra la conciencia, contra todos los sentimientos de honor, justicia y humanidad, se precipita sobre los hechos más desesperados, cuál debe ser el fin sino la oscuridad y la desesperación? ¡El que asesinó a los sacerdotes del Señor es abandonado por el Señor y muere asesinado por sus propias manos! Aquel que abandonó a su amigo más querido, que peleó sus batallas y salvó su corona, es abandonado por todos los amigos, y su mismo cadáver es despojado e insultado por sus enemigos abiertos.

¡Mi alma! ¡Alégrate con el temblor! Mire completamente a Jesús. Miedo a ti mismo en cualquier ocasión. Ten celos de toda honra terrenal, no sea que, como la de Saúl, no sea santificada. ¡Oh! precioso Redentor! Guárdame cerca de ti, mantenme humilde, mantenme agachado, guárdame, Señor, no sea que caiga; porque solo están seguros los que son guardados por tu poder, mediante la fe, para salvación.

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