REFLEXIONES

¡LECTOR! añadido a la vista que hemos tenido en este capítulo de la sabiduría y la grandeza de Salomón, como una sombra de aquel en quien están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y el conocimiento; ¿No somos guiados por lo que hemos leído a contemplar en esta Reina del sur, llegando así a Salomón, una imagen de toda la iglesia gentil viniendo a Cristo? ¿No era una promesa de nuestro pacto con Dios acerca de él, que los gentiles vendrían a su luz, y los reyes al resplandor de su nacimiento? Y en alusión al mismo evento bendito y glorioso, ¿no prometió el Señor Jehová que la multitud de camellos lo cubriría? los dromedarios de Madián y Efa; deberían venir de Sabá, traer oro e incienso, y proclamar las alabanzas del Señor.

Y cómo se vence la mente en la contemplación, cuando contemplamos estas grandes predicciones cumplidas en los primeros frutos de los sabios de Oriente que vienen a Cristo en el momento de su Encarnación; y ahora, en la dispensación del cumplimiento de los tiempos, ¿reunirá el Señor en una todas las cosas en Cristo?

¡Pero lector! mientras nuestras almas quedan profundamente impresionadas con la contemplación de las maravillosas bendiciones y misericordias en Jesús; ¿No avanzaremos un paso más en el tema maravilloso, y miraremos al mismo Jesús así gloriosamente ensombrecido en los varios rasgos sorprendentes de Salomón, rey de Israel? En cuanto a las excelencias de Salomón, seguramente describían al Señor Dios y Salvador de Salomón.

Y aquí (aunque no en las debilidades del hombre) mientras leemos la relación (pero en la sabiduría del rey) nos vemos obligados a gritar en la representación, y decir, un mayor que Salomón está aquí. ¡Sí! bendito Jesús; como el Señor envió por mano de Natán a David, y en el nacimiento de Salomón lo llamó Jedidías, amado del Señor; así, por una voz del cielo a tu entrada llena de gracia sobre la obra que el Padre te dio para hacer, fuiste declarado el verdadero Jedidiah; el Hijo amado de Dios, en quien se complació el alma de tu Padre.

Y tu sabiduría no solo ha convocado a toda la tierra para que la admire y la adore; pero todos los poderes del cielo se unen para reconocerte como el poder de Dios y la sabiduría de Dios, para salvación a todo aquel que cree. Tu reino estuvo débilmente representado por el pacífico reinado de Salomón; porque del aumento de tu gobierno y paz, no hay fin. Bien, que todo verdadero creyente, como la Reina de Saba, y sin embargo con notas más altas de gratitud, amor y alabanza, se regocije y diga; Bienaventurados tus redimidos; Bienaventurados tus siervos, que ministran en tu gran nombre y están siempre delante de ti. Y bendito sea el Señor Jehová, Padre, Hijo y Espíritu Santo, que ha constituido a nuestro Jesús, el Salomón de su pueblo, y le ha dado un reino eterno y un dominio que domina sobre todo. ¡Señor! apresura tu reino, y tu gloria; Toma para ti tu gran nombre, y domina y reina para siempre.

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