(17) Y vino palabra de Jehová a Elías tisbita, diciendo: (18) Levántate, desciende a encontrarte con Acab rey de Israel, que está en Samaria; he aquí, él está en la viña de Nabot, donde ha bajado a poseerlo. (19) Y le hablarás, diciendo: Así ha dicho Jehová: ¿Has matado, y también has tomado posesión? Y le hablarás, diciendo: Así ha dicho Jehová: En el lugar donde los perros lamieron la sangre de Nabot, los perros lamerán tu sangre, la tuya.

(20) Y Acab dijo a Elías: ¿Me has encontrado, enemigo mío? Y él respondió: Te he encontrado, porque te has vendido para hacer lo malo ante los ojos del SEÑOR. (21) He aquí, yo traeré el mal sobre ti, y quitaré tu posteridad, y cortaré de Acab al que anda contra el muro, y al que está encerrado y dejado en Israel, (22) y haré tuyo. casa como la casa de Jeroboam hijo de Nabat, y como la casa de Baasa hijo de Ahías, por la provocación con que me provocaste a ira, e hiciste pecar a Israel.

(23) Y de Jezabel también habló Jehová, diciendo: Los perros comerán a Jezabel junto al muro de Jezreel. (24) Al que muera de Acab en la ciudad, lo comerán los perros; y el que muera en el campo, lo comerán las aves del cielo. (25) Pero no hubo otro como Acab, que se vendió a sí mismo para hacer lo malo ante los ojos del SEÑOR, a quien su mujer Jezabel incitó. (26) E hizo muy abominablemente siguiendo a los ídolos, conforme a todas las cosas que hizo el amorreo, a quien el SEÑOR arrojó delante de los hijos de Israel.

Observe en este relato cómo el ojo del Señor había estado mirando durante toda la transacción. No detuvo los procedimientos de Jezabel, no detuvo las mentes de los ancianos de Jezreel; ¡no! ni las manos de los verdugos comunes, que apedrearon a Nabot. En el gobierno del mundo, ¡cuántas veces los oprimidos claman a causa del opresor! ¡No, lector! ¡Mira la cruz de Cristo! ¡piensa en eso! Pablo resume el relato cuando dice: No escatimó ni a su propio Hijo.

Romanos 8:32 . ¿El lector no puede explicar estas cosas? La Biblia lo hace completamente por él. Todos debemos comparecer ante el tribunal de Cristo. Esta única garantía responde a todas las consultas. Y ¡oh! ¡Qué pensamiento tan precioso es que Aquel que presidirá allí como Juez es al mismo tiempo Salvador y Hermano de su pueblo!

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