(3) Cuando el pueblo llegó al campamento, los ancianos de Israel dijeron: ¿Por qué nos ha herido Jehová hoy delante de los filisteos? Traigamos el arca del pacto del SEÑOR de Siloh para nosotros, para que cuando venga entre nosotros, nos salve de la mano de nuestros enemigos.

¡Qué carácter tan terrible es el hombre, desprovisto de las enseñanzas de la gracia divina! Si Israel hubiera sido humillado bajo la poderosa mano de Dios, y los ancianos de Israel, con oración y súplica, hubieran consultado el arca de Dios, en lugar de sacar presuntuosamente el arca del lugar sagrado donde Dios la había designado para ser colocada, todos podría haber estado bien. Pero con este acto audaz, no autorizado por Dios, y como casi debería parecer, en desafío (por la expresión, ¿por qué nos ha herido el Señor?), Evidentemente manifestaron que el castigo, en lugar de humillar, había endurecido sus mentes.

¡Lector! si bajo las visitaciones divinas, en lugar de volar hacia Jesús, asumimos la mera profesión de la religión de Jesús, y confiamos en la forma de la piedad, desprovistos de su poder; ¿En qué nos diferenciamos de ellos?

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