Aunque el Señor no es responsable ante ninguna de sus criaturas por lo que hace; sin embargo, se complace en manifestar la equidad de sus tratos y demostrar, aun a la convicción del pecador mismo, que el Señor es justo en todos sus caminos y santo en todas sus obras. Apela, por medio de sus siervos los profetas, a la mente de los hombres, en prueba de esto. No fue el rey de Asiria el que podría haber arruinado a Israel, si el Señor no lo hubiera comisionado.

Asiria (como dice Isaías) fue la vara de su ira, y la vara en la mano de Asiria fue la indignación del Señor. Fue el Señor quien envió a los asirios contra Israel, como una nación hipócrita; y fue Jehová el que entregó a Jacob como despojo, ya Israel a los ladrones, contra quienes Israel había pecado. Ver Isa_10: 5-6; Isa_42: 24-25. ¡Lector! mientras lee detenidamente estas solemnes escrituras y contempla los justos juicios de Dios ejecutados sobre su propio pueblo; leer con temblor.

Aunque Dios ha prometido en compromisos de pacto por medio de su amado hijo, el Señor Jesucristo, que los redimidos no serán desechados para siempre; sin embargo, la simiente de Jesús, si quebrantan sus leyes y no guardan sus mandamientos, el Señor castigará sus ofensas con vara, y sus pecados con azotes. Salmo 89:30 . No encuentro en toda la Biblia una promesa para animar una vida relajada y descuidada.

Pero por el contrario, aunque la iglesia de Cristo debe permanecer y prevalecerá contra toda oposición, sin embargo, esa iglesia puede ser tomada de un lugar para florecer más en otro. El candelero de oro es algo que se mueve en la casa del Señor. Apocalipsis 2:5 .

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