(5) Y cuando el rey David llegó a Bahurim, he aquí que de allí salió un hombre de la familia de la casa de Saúl, que se llamaba Simei, hijo de Gera; salió y maldijo todavía cuando venía. (6) Y arrojó piedras a David y a todos los siervos del rey David; y todo el pueblo y todos los valientes estaban a su derecha y a su izquierda. (7) Y así dijo Simei cuando maldecía: Sal, sal, hombre sanguinario, y hombre de Belial: (8) El SEÑOR ha vuelto sobre ti toda la sangre de la casa de Saúl, en cuyo lugar has reinó y el SEÑOR entregó el reino en manos de Absalón tu hijo; y he aquí, has sido preso en tu maldad, porque eres hombre sanguinario.

Es una cosa muy común en las pruebas del pueblo de DIOS, que cuando el SEÑOR azota, los agentes del enemigo asaltan y hostigan la mente también. Y, sin duda, estas cosas le son permitidas por el SEÑOR; porque cualquiera que sea nuestra prueba, sea el instrumento que sea, no puede ir más allá de lo que el SEÑOR permite. ¡Lector! siempre es provechoso descubrir al SEÑOR en todo.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad