(6) Y sucedió que mientras había guerra entre la casa de Saúl y la casa de David, Abner se hizo fuerte para la casa de Saúl. (7) Y Saúl tenía una concubina, que se llamaba Rizpa, hija de Ayá; e Is-boset dijo a Abner: ¿Por qué has entrado a la concubina de mi padre? (8) Entonces Abner se enojó mucho por las palabras de Is-boset, y dijo: Amós, cabeza de perro, que contra Judá he mostrado hoy misericordia a la casa de Saúl tu padre, a sus hermanos y a sus amigos, y he ¿No te entregó en mano de David, para que hoy me culpes de esta mujer? (9) Así haga Dios a Abner, y más también, a menos que, como el SEÑOR ha jurado a David, así lo haga yo con él; (10) Para trasladar el reino de la casa de Saúl, y para levantar el trono de David sobre Israel y Judá, desde Daniel hasta Beerseba. (11) Y no pudo volver a responderle una palabra a Abner, porque le temía.

Solo detengo al lector para que observe, en vista del contenido de estos versículos, qué pobre criatura pecadora y servidora del tiempo debió haber sido Abner. Aquí confiesa el derecho de David al reino, según lo designado por el Señor: de modo que actuó en contra de su conciencia. No se dice si el crimen del que Ishbosheth lo acusó fue verdadero o falso. Pero su resentimiento fue ilimitado. Habiendo aceptado la causa de Isboset, sin tener en cuenta las leyes de Dios, la abandona con la misma facilidad, sin tener en cuenta la aprobación del Señor.

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