(13) Y David tomó para él más concubinas y esposas de Jerusalén, después que llegó de Hebrón; y aún le nacieron hijos e hijas. (14) Estos son los nombres de los que le nacieron en Jerusalén; Samua, Shobab, Natán, Salomón, 15 también Ibhar, Elisúa, Nefeg, Jafía, 16 Elisama, Eliada y Eliphalet.

Bien podemos sonrojarnos al leer detenidamente lo que aquí se dice de David. ¡Pobre de mí! qué es el hombre en su máxima exaltación, y en qué se diferencia, considerado en sí mismo, de los demás. ¡Lector! recuerda, que aunque la gracia refina la parte espiritual, no renueva la corporal. Las muchas esposas y concubinas de David que han tenido muchos hijos deben producir problemas. Todo fruto de la raíz del pecado debe ser amargo. La secuela de la historia de David manifiesta esto en un grado eminente. Si el lector desea anticipar este tema, y ​​ver cómo esos pecados trajeron problemas, puede consultar 2Sa_15: 10-16; 2Sa_16: 21-22.

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