REFLEXIONES

Bendito sea el Señor Jehová en su triple carácter de Personas, por todas las misericordias, gracia y amor manifestadas a la Iglesia de Dios en Jesucristo. Y bendito sea el Señor el Espíritu, por esta preciosa porción de su santa palabra, del ministerio de su siervo el Apóstol. Añádele, Señor, la bendición de darle vida y espíritu a las almas de todos tus redimidos; y tú, Dios bendito, porque solo tu dulce oficio es cumplirlo, dirige nuestros corazones hacia el amor de Dios, y en la paciente espera de Cristo.

Y, ¡oh! Tú, Ministro Todopoderoso, bajo cuyo gobierno depende todo el bienestar y la prosperidad de la Iglesia; Cuida de todas las congregaciones de los fieles, para que la ociosidad y la conducta desordenada no encuentren refugio; ni los pobres de tu pueblo sean descuidados en el ministerio diario. Señor, tuya es la obra, y solo tuya la gloria. Haz fieles a tus ministros y sea bendita la Iglesia.

¡Adiós Paul! la Iglesia de los Tesalonicenses ha alabado a Dios por tus obras de amor; y todas las Iglesias, a quienes el Espíritu Santo ha enviado tus escritos, han bendecido y bendicen a Dios por llamarte al ministerio. Pero ¡oh! ¡Tú, gloriosa Cabeza y alabanza de todos tus santos, sé eternamente amado y adorado por todos los Pablo y los pastores de tu Iglesia! ¡Todo es tuyo, Jesús Todopoderoso! ¡Y por todo te alabamos! Amén.

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