Probablemente el cautiverio del que se habla aquí, en el primer sentido, tenía una referencia al cautiverio babilónico. Pero humildemente concibo que tenía respeto a otro de naturaleza superior en un sentido espiritual. ¡Pero lector! Piense si es posible a qué desesperado estado de dureza e impenitencia debe haber llegado ese hombre, que ha renunciado incluso a mencionar el nombre del Señor. Bien que todo el que lea este relato clame, desde el orgullo, la dureza de corazón y el desprecio de tu palabra y mandamiento: ¡Líbranos, buen Señor!

REFLEXIONES

NO PUEDO dejar este Capítulo solemne sin antes desear que el Lector reflexione bien sobre su contenido sagrado, y aprenda de él a formarse una estimación justa de lo que todavía está sucediendo en la vida, en los diferentes personajes, entre los que Teme al Señor y al que no le teme.

El mundo carnal, en esta nuestra Sión británica, es, como Amos describió la Sión de antaño, en el tiempo de su ministerio. Una mente sin gracia, que se encuentra con lo que se llama las cosas buenas de la vida, tiene todo su corazón, sus familias y sus casas, absorbidos por esos placeres sensuales. No hay oración en su familia; sin gracia en sí mismos; sus hijos, si los tienen, sus sirvientes a su alrededor, respiran, viven y se mueven en la misma atmósfera corrupta.

Alejaron el día malo como un día de pavor y horror. Cantan al son de la viola; pero no saben nada de la melodía del evangelio. Se inventan instrumentos musicales; pero ignoran el gozo del alma. Envían a sus pequeños al baile; pero no les enseñes nada de las aflicciones de Jesús. Pero, ¡oh! que triste el cierre de su cuenta. Pasan el día (dice Job) en riquezas, o (como dice el margen de la Biblia) en alegría y en un momento descienden a la tumba. ¡Lector! ¿No dirás tú y yo, en el lenguaje del Patriarca agonizante, oh alma mía, no entres en su secreto? a su asamblea mi honor no te unas!

Por otro lado, mire al pueblo de Dios y descubrirá que, en proporción a los logros bajo la gracia que han adquirido en la escuela de Jesús, también lo son sus ejercicios y conflictos ... Creo (dijo Pablo) que Dios nos ha presentado a nosotros, los Apóstoles, últimos como fueron asignados a muerte; porque somos hechos un espectáculo para el mundo, y para los ángeles y para los hombres. Incluso hasta este momento tenemos hambre y sed, y estamos desnudos, y somos abofeteados, y no tenemos un lugar seguro para morar.

Y estos eran hombres de quienes el mundo no era digno. ¡Lector! con quien esta tu eleccion? ¿Puedes con Moisés, y desde el mismo bendito principio de fe que él tenía, asumir su resolución y elegir más bien sufrir aflicción con el pueblo de Dios que disfrutar de los placeres del pecado por un tiempo? ¡Oh! la bienaventuranza indecible de tal estado incluso ahora: cuando, como él, estimamos el oprobio de Cristo más riquezas que todos los tesoros de Egipto. Y ¡oh! ¡la bienaventuranza que seguirá, cuando la mortalidad sea absorbida por la gloria!

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad