REFLEXIONES

Ruego al Lector que reflexione bien, a partir de la historia que aquí se da, en el carácter de uno de los más grandes monarcas que jamás movió el cetro del mundo, el miserable estado del hombre desprovisto de la gracia de Dios. Respetando las circunstancias externas, no había nada que Nabucodonosor quisiera que constituyera felicidad. Pero, ¿cuáles fueron todas las circunstancias externas, cuando así quedó presa del estado desolado de una mente culpable, bajo la mano de Dios? ¡Lector! marque bien la lección solemne, y gírela en todos los sentidos, la instrucción es la misma.

En el presente estado caído de la humanidad, no hay nada que pueda traer consuelo sino Jesús. Todo al lado está teñido de vanidad. Todos los que están bajo las leyes de Moisés son condenados; y los que no tienen la ley son, como dice el Apóstol, una ley para sí mismos; su conciencia acusando o disculpando; y son, y deben ser siempre miserables. Sea su condición la que sea, no hay nada que pueda dar paz.

Pero, hermano mío, si Cristo es tu porción, Él endulza todo; Él santifica a todos. Bellamente a este significado, habla el Señor por medio del Profeta. En aquel día (dice Jehová) haré pacto con ellos, con las bestias del campo, y con las aves del cielo, y con los reptiles de la tierra; y quebraré arco y espada, y la batalla de la tierra, y los hará descansar seguros.

El sentido es; Todas las cosas y todas las criaturas promoverán la paz del que está en paz con Dios. El que venciere (dice otra escritura) heredará todas las cosas. Yo seré su Dios y él será mi hijo. ¡Señor Jesus! bendiga tales puntos de vista, tanto para el escritor como para el lector, para que en ti, y solo en ti, podamos buscar una porción para vivir, en el tiempo y por toda la eternidad.

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