REFLEXIONES

Haz una pausa, alma mía, ante la lectura de este capítulo tan delicioso, y mientras el hombre de DIOS pronuncia estas bendiciones sobre el pueblo de Israel: mira, si puedes ahora, en virtud de una unión con el verdadero SEÑOR espiritual de Israel, reclame interés en estas misericordias, llámese por el nombre de Jacob, y llámese por el nombre de Israel.

El Israel de antaño fue una generación escogida, porque DIOS el PADRE los eligió en CRISTO JESÚS antes de la fundación del mundo. Y si ahora pertenezco a Israel, ¿no he sido escogido en él, y ordenado por él para ser de la generación escogida, una nación santa, un pueblo peculiar, para mostrar las alabanzas de aquel que me llamó de las tinieblas a su maravillosa luz. ¡Mi alma! ¿es así contigo? ¿Soy la compra de la sangre de JESÚS, el tema de la comunión del ESPÍRITU SANTO: y disfruto de la comunión con el PADRE, y con su Hijo JESUCRISTO? Entonces yo, como Israel, habitaré confiado. Mi DIOS echará al enemigo de delante de mí, y dirá: Destrúyelo. El Dios eterno es mi refugio, y debajo están los brazos eternos.

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