Creo que es probable que algunos de los escondidos del Señor le hayan contado a Ciro lo que el profeta del Señor, Isaías, había predicho acerca de él. Pero que Ciro no sabía nada del Señor en forma de gracia, aunque el Señor movió su mente a esos actos de clemencia, parece decidido, Isaías 45:4 . Y es posible desde el terrible final de Belsasar, quien murió en el mismo acto de profanar los vasos sagrados del templo, que Ciro despidiera esas cosas sagradas por temor y temor.

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