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Tenemos aquí otra relación del viaje de Esdras a Jerusalén. Lo comienza con una oración; el Señor lo conduce a él y a los que lo acompañan con seguridad. Un relato de su llegada y su entrada por negocios.

Esdras 8:1

Es para el honor de la compañía de Esdras que el Espíritu Santo haya hecho que su registro se haga en el libro de Dios. Ciertamente es extraño considerar que tanto tiempo después de la proclamación hecha por Ciro, tantas personas permanecieron en Babilonia; y sin embargo iban a partir después. ¿Pero no es este el caso del llamado del evangelio? Aún no había llegado la hora. Y el Señor, con este testimonio, muestra claramente que la obra está con él. Pablo puede plantar y Apolos regar; pero ni el que planta, ni el que riega algo, sino Dios, que da el crecimiento.

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