Moisés, como siervo del Señor, actuó aquí en su nombre. Hebreos 3:5

REFLEXIONES

En la revisión de la terminación del tabernáculo judío, que cada lector del relato recuerde la gloriosa obra de redención que nuestro gran Sumo Sacerdote ha terminado con su completa expiación. ¡Qué costoso el trabajo! ¡Qué gran empresa! Cuán precioso tu edificio, querido Redentor, cuando el templo de tu cuerpo, según la crueldad judía, se suponía que iba a ser destruido, lo volviste a levantar en tres días.

¡Señor Jesus! levanta tu poder en mi alma. Consagra todo lo que tengo a tu servicio. ¡Y que conozca el poder de tu resurrección y la comunión de tus sufrimientos, siendo conforme a tu muerte!

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