REFLEXIONES

Haga una pausa en la lectura de este Capítulo y contemple, en la historia del monarca egipcio, el terrible estado de un corazón endurecido. ¡Y cuáles fueron los llamados de sus magos para contrarrestar la soberanía de Dios, sino casos similares de la obstinación de los malvados en todas las épocas, que pretenden fortalecerse contra el Todopoderoso y correr sobre los gruesos jefes de su escudo!

Lector: no pase por alto una dulce instrucción en este capítulo. ¿Qué no hará el Señor por su pueblo? Antes que Israel siga siendo oprimido, Egipto será destruido y el más noble de los ríos se convertirá en sangre. ¡Oh! que tú y yo seamos hallados entre aquellos que tienen al Señor como su porción, y entonces no tendremos motivo para temer, aunque la tierra se mueva y las colinas se trasladen al medio del mar. ¡Queridísimo Jesús! emprende por mí, porque solo tú puedes responder por mí, oh, Señor mi Dios.

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