REFLEXIONES

¿Quién no se compadece de la revisión del trato injusto y cruel de José? Contempla al Patriarca un poco ante el objeto del amor de su padre. ¡Y ahora mírenlo como un esclavo y un prisionero en una tierra extraña! A qué reverso de las circunstancias están expuestos incluso los hombres buenos, en este desierto desolado y aullante. ¡Pero lector! nunca olvides que JESÚS está siempre con su pueblo, y en toda su aflicción él está afligido. Se les dará la gracia adecuada y estacional cuando lo necesiten. Y como sea su día, así será su fuerza.

Pero, ¿no hay nada en este Capítulo que impulse al corazón a descubrir algunos bocetos débiles de aquel de quien José era un tipo? ¡Oh si! Ciertamente, uno más grande que José está aquí. ¡Cómo fue el Hijo de DIOS cuando en la tierra fue vendido y tentado, y llevado a la cárcel y a la muerte! Si miramos a José sufriendo por imputación injusta, ¿podemos olvidar por un momento a aquel a quien se imputan nuestros pecados? aunque no pecó, y en cuya boca no se halló engaño.

¿No cargó con nuestros pecados en su propio cuerpo en el madero cuando murió, el justo por los injustos para llevarnos a DIOS? Señor, concede que como con tanta misericordia condescendiste a ser pecado por nosotros que no conocimos pecado, seamos hechos justicia de Dios en ti.

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