El profeta muestra claramente con estos versículos que el pecado es universal. Todos los rangos y todas las órdenes del pueblo están involucrados en el mismo pecado y, en consecuencia, en el mismo castigo. Es un estado melancólico de la Iglesia, en todas las épocas, cuando el pecado como una enfermedad, atraviesa a todos: y se puede decir, como sacerdotes como personas. En tal estado, los hombres buscarán cualquier cosa, sí, nada, en busca de semblante; y habiendo abandonado la Roca de los siglos, confiaría en las cañas de Egipto. ¡Bendito Jesús! dame a ver, en la hora más oscura, que solo tú puedes ser una defensa para tu pueblo.

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