Hubo un espacio considerable, al parecer, entre el cierre del Capítulo anterior y este, porque, según la fecha del año dieciocho de Nabucodonosor, no podía estar muy lejos del tiempo del derrocamiento total del reino. Que el lector no pase por alto la fidelidad del siervo de Dios en esta ocasión. ¿Dónde está el siervo, dónde se encuentra el ministro de Dios en la hora presente para tal integridad?

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