Hay algo muy sorprendente en la historia de los rubenitas, gaditas y la media tribu de Manasés, en su decisión de establecer su descanso al otro lado del Jordán. Sin duda, como es el Señor mismo quien fija los límites de la habitación de su pueblo, esas partes de Israel (porque, esperamos, todavía eran del verdadero Israel en común con sus hermanos) fueron anuladas a este deseo, porque el logro de algún propósito gracioso.

Pero, sin embargo, en vista de ello, diría por mí y por el Lector, que el Señor nos conceda que nunca establezcamos nuestro descanso en este lado de la casa de nuestro Padre. Jesús se fue antes. Y, por lo tanto, nunca descansaremos hasta que estemos donde él está, para contemplar su gloria. Juan 17:24

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