Tal era la gran importancia de esta ordenanza en la iglesia judía, que el SEÑOR ordenó su observancia perpetua hasta que se realizara el gran sacrificio, que tipificaba todo este servicio. Cuando la sustancia se completó, la sombra cesó para siempre. Habiendo CRISTO nuestro Gran Sumo Sacerdote, la dispensación legal de las ordenanzas da paso a las venerables y preciosas instituciones del evangelio; y habiendo JESÚS, habiendo entrado una vez por su propia sangre, en el lugar santo, ha obtenido eterna redención para nosotros.

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