REFLEXIONES

¡LECTOR! que sea tu felicidad y la mía, que nuestras almas se mantengan vivas por las influencias vivificadoras de DIOS el ESPÍRITU SANTO. Yo traería, oh SEÑOR, de continuo, como el israelita de antaño, aceite puro para tu servicio. Me presentaría a mí mismo, mi alma y mi cuerpo, un sacrificio vivo, un servicio razonable ante DIOS, a través de JESÚS. Pero todo lo que tengo es incompetente para servir; y todo demasiado impuro para ofrecer.

SEÑOR, emprende por mí, y que la lámpara de tu gracia en mi alma se mantenga viva con tu poder. ¡Querido Jesús! Sé tú el pan de la proposición para mí, y en ti, y tu completa salvación, que pueda ver un suministro constante e incesante para alimentar, no solo mi alma, sino toda tu iglesia y pueblo. Que tus ministros, que sirven en las cosas santas, sean capacitados para sacar lo nuevo y lo viejo en tu santuario. ¡SEÑOR! al leer el terrible relato del blasfemo en este capítulo, dame la gracia de lanzar una oración ferviente ante el propiciatorio, para que nuestro DIOS convierta el corazón de los blasfemos en esta tierra culpable. ¡Oh Señor! en el juicio recuerda la misericordia. Vuélvenos tú, y así seremos convertidos.

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