(15) Y le trajeron también niños para que los tocara; pero cuando sus discípulos lo vieron, los reprendieron. (16) Pero Jesús, llamándolos, dijo: Dejad que los niños vengan a mí, y no se lo impidáis, porque de los tales es el reino de Dios. (17) De cierto os digo que el que no reciba el reino de Dios como un niño, no entrará en él.

Tenemos un pasaje paralelo, Mateo 18:1 , etc. al que me refiero; y sólo observaré además en este lugar, qué entrañable y tierna representación se da de nuestro Señor Jesucristo, en tan bello e interesante rasgo de carácter, al cruzar así en sus divinos brazos, hijitos. ¡Qué estímulo para los padres creyentes el traer a sus hijos a menudo ante él!

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