REFLEXIONES.

¡LECTOR! Te llamaría, como me llamaría a mí mismo; y que DIOS el ESPÍRITU SANTO pida misericordiosamente a ambos, para que contemplen al SEÑOR JESÚS, al comienzo de este capítulo, manifestando su doble naturaleza en su única persona gloriosa, el DIOS-Hombre Mediador; tanto en su inigualable humildad al entrar en Jerusalén, en tener la salvación, y sin embargo humilde y cabalgando sobre un asno, y sobre un pollino, el potro de un asno.

Y quién, menos que DIOS, podría haber ejercitado el conocimiento de la Omnisciencia para dirigir a sus discípulos dónde encontrar el pollino; y el poder de inclinar las mentes de aquellos que los discípulos debían encontrar, para cumplir los deseos de CRISTO en el préstamo del pollino? ¿Quién menos que DIOS podría haber enseñado a los niños en el templo sobre la persona y el carácter de CRISTO? Y qué poder, menos que divino, pudo haber obligado a esos niños a gritar Hosannah para la gloria de JESÚS; ¿Cuándo los ancianos, y muchos de ellos muy probablemente los padres de esos pequeños, estaban haciendo todo lo que podían con su malicia para detener sus himnos de alabanza?

¡Lector! ¡He aquí la higuera estéril! ¡Observa su verdor infructuoso! Imagínese el estado de una iglesia, un pueblo, una familia; sí, un individuo, ¡así! Y calcule si puede el espantoso estado de aparecer floreciendo a los ojos del hombre, mientras está bajo la maldición devastadora de DIOS. ¡Oh! la tremenda sentencia, si se oyera, concerniente a los ministros no autorizados, no llamados, no enviados o personas sin gracia.Nadie comerá de tus frutos para siempre.

¡SEÑOR JESUS! aumenta nuestra fe! ¡Deja que las montañas de pecado e incredulidad sean removidas por la fe en tu persona, sangre y justicia! Y ¡oh! Que la malicia de tus enemigos y la oposición de los hombres a ti y a tu Evangelio hagan querer a ambos en nuestro corazón. Y concede tan abundantes provisiones de gracia en el conocimiento de tu persona y obra, para que nuestra fe nunca se base en la sabiduría del hombre, sino en el poder de DIOS.

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